Cubrir una zona de conflicto va más allá de la cobertura de noticias urgentes: requiere una preparación exhaustiva, gestión del riesgo, contacto directo con fuentes locales y un compromiso ético para contar historias con rigor y sensibilidad. En este artículo relato mi experiencia práctica en el terreno, las dificultades logísticas y emocionales que implica este trabajo y las herramientas necesarias para hacerlo con responsabilidad.